Es evidente que la mujer tiene un papel protagonista en el tema de la lactancia materna, como también lo es en el parto, pero el alejamiento que tradicionalmente han tenido los padres en ciertos temas de la crianza de los niños nos ha llevado a un desplazamiento que ahora debemos vencer.
En cuanto al parto, cada vez son más las facilidades que tenemos para acompañar a la mamá en un momento tan desconocido, intenso, difícil y alegre; sin embargo, el papel del padre queda todavía relegado en la lactancia materna, siendo la formación escasa y la voz poco escuchada.
Por mi parte, igual que quiero estar cerca en el cuidado y la educación de Sara, también he querido estar al lado de Ana Isabel para acompañarla, entenderla, animarla y ayudarla con la lactancia materna, por eso quiero compartir algunas ideas que rondaban mi cabeza cuando quería ayudarla:
Apoya a la madre en todo momento, tanto si quiere continuar con la lactancia como si no.
Anímala a dar el pecho y acompáñala en los momentos difíciles. Aunque sea su decisión, tu compañía y tus ánimos le pueden servir para tomar fuerzas y encontrar motivación.
Fórmate también: es importante conocer las ventajas y las dificultades para poder hablar con la mamá. Las decisiones importante, si son compartidas, se viven con más paz.
Valora su esfuerzo, y también agradéceselo y díselo.
Y por último, comparte su esfuerzo, sí, y no me refiero a alternar lactancia materna con biberones, sino a preparar la comida o limpiar o recoger la casa. Si la madre ve al padre delante de la tele o echándose la siesta, sentirá que está “perdiendo su tiempo” mientras da el pecho; por el contrario, si la madre ve que papá no para de currar mientras ella da el pecho a su hija sentada tranquilamente le será más llevadero.
Con todo, es innegable que, mientras la niña es pequeña, las noches se hacen duras para la madre que da el pecho mientras el padre posiblemente duerma plácidamente. Yo intentaba que Ana descansara por el día, o acostaba yo a Sara cuando tardaba en dormirse. Ahora, que Sara tiene 15 meses y sigue con 3-4 tomas diarias, soy yo el que envidia a las dos cuando se juntan en el sofá mientras preparo la comida o recojo la mesa. Es su momento de disfrutar por un trabajo bien hecho; el mío, el de recompensarlo.