Mamá le pregunta a Sara mirándola
a los ojos desde muy cerca queriéndola achuchar con las manos:
- ¿Quién te quiere a ti? ¿Eh? ¿Quién te quiere?
Sara sabiendo de sobra la respuesta
después de haber respondido a su madre más de mil veces dice sin
dudar:
- Papá, mamá y Cristina.
Pues sí son muchos los detalles que
nos lo anuncian pero son tan especiales y distintos los momentos...
Sara y Cristina este año no van al
mismo cole y se pasan gran parte del día sin verse, de 9 a 16h para
ser exactos. Se despiden con un beso cariñoso que le da Sara a
Cristina y ya hasta la tarde.
Los reencuentros son distintos, da
gusto pararse a observar las reacciones de la una y la otra.
Cuando llego con Cristina a la puerta
del cole de Sara, noto como se va poniendo nerviosa, quiere salirse
de la silla y nombra a Sara con insistencia. No podemos entrar con el
carro hasta la clase por el lío que se forma y a veces le toca
esperar sentada en su silla, cuando nos ve aparecer se pone a saltar
y a gritar y no para hasta que Sara corre a darle un beso y un abrazo
¡Hola, Cristina! ¿Cómo estás pequeña?
Y entonces ya se calla y pinta una sonrisa en su cara durante mucho
tiempo... A veces Sara le da la mano hasta casa y le va preguntando o
contando cosas.
Otro
día Cristina y yo vamos a casa de los abuelos después del cole,
ella va callada y nota que no es el camino de siempre, no pregunta
solo observa. En la casa nos sentamos a merendar ella parece
distraída y sin apetito, está como esperando una señal, llaman a
la puerta y al abrirse oye su voz, es Sara, y se le ilumina su cara.
Y siempre lo mismo pero nunca igual. Sara da un beso a Cristi, después
a los abuelos y se sienta para merendar, le preguntamos qué
tal y qué quiere merendar pero
parece no oírnos, en su cabeza le ha faltado un detalle, se levanta,
se acerca a Cristina y le da otro beso, este quizá más consciente,
más pausado, y, solo entonces, se vuelve a sentar y nos hace caso al
resto.
Para Cristina, Sara siempre ha existido
en su vida, igual que papá y mamá, son sus referentes de siempre.
Por el contrario para Sara, ha habido un antes y un después del
nacimiento de Cristina, y creo estar segura si digo que un después
muy especial. La llegada de Cristina la viví con mucho miedo por
intentar estar cerca de Sara y entender los nuevos sentimientos que
ella iba a tener. Ahora veo que es un gusto tener hermanas, que nos
acompañan y nos enseñan, que nos hacen entender qué es eso de
compartir y nos ayudan a crecer como personas.
(Un beso Mayme, creo
que yo también te he mirado alguna vez como lo hace Cris.)
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