Desde que leímos el artículo Juguetes Caseros y Ecológicos: Plastilina no tóxica en el blog Amor Maternal teníamos ganas de echar una tarde para intentar hacerla y que Sara participara. Antes de contar nuestra experiencia, os invito a que leáis dicho artículo, donde podéis encontrar la receta (el cremor tártaro se puede sustituir por bicarbonato sódico, doblando el volumen) y unas cuantas ideas sobre su uso, además de otras cuantas propuestas de manualidades caseras y ecológicas, como la pintura de dedos no tóxica.
Para esta primera vez, lo único que queríamos era que Sara se divirtiera y pudiera tocar y participar en la cocina, ya que sabemos que le gusta y siempre está dispuesta a ayudar; la sorpresa me la llevé cuando le puse la medida de harina para que la echara al cuenco y veo que en vez de volcar el vaso, le parecía más entretenido ir pasando pizcas con sus deditos. Pues claro, la textura de la harina es muy agradable y para ella ya había comenzado el juego; un poco después, decidía seguir avanzando y volcaba el vaso. Con la sal sucedió lo mismo, primero descubría su textura cogiendo poquitos con dos o tres dedos, para después volcar el resto del vaso. A la hora de mezclar con el agua vi que tiene una gran destreza con las manos, y se permitía el lujo de levantar la cuchara para ver como los grumos chorreaban de vuelta al cuenco. Como no teníamos prisa, le dimos unas cuantas vueltas hasta que la masa quedó muy bien mezclada. En el momento de poner la masa al fuego no nos atrevimos a dejarla a ella, porque el color de la vitrocerámica es demasiado atractivo, así que esa parte la acabé yo. Por cierto, como no teníamos los colorantes y nos bastaba con probar un color, utilizamos un preparado barato de paella, de ahí el color obtenido :-D. Este es el resultado final, y los ingredientes utilizados (bueno, falta el agua).
Ingredientes de la plastilina no tóxica y resultado final
La textura de esta plastilina es muy agradable al tacto, fácilmente modelable y muy parecida a la plastilina que podemos comprar (según recuerdo, que hace mucho que no la utilizo); además, para Sara era toda una novedad y estuvo un buen rato sentada haciendo churros, galletas y rompiéndolos después.
Como en casa no somos grandes artistas, no tengo fotos de nuestras obras, pero pudimos disfrutar juntos manipulando la plastilina que acabábamos de cocinar; por eso os animo a que lo hagáis en casa con vuestros hijos, sobrinos...
Hola Carlos!
ResponderEliminarQuedó precioso el color paella, jeje, muy apetecible :) Qué bueno que se hayan divertido tanto, es que jugar y experimentar diferentes texturas es super relajante, tanto para nosotros como para los peques ;)
Un abrazo y gracias por enlazar mis recetas!
Louma