sábado, 4 de diciembre de 2010

Carta de un hijo a todos los padres del mundo

No me des todo lo que te pida. A veces sólo pido para ver hasta cuánto puedo recibir.

No me grites. Te respeto menos cuando lo haces, y me enseñas a gritar a mí también, y yo no quiero hacerlo.

No me des siempre órdenes. Si en vez de órdenes a veces me pidieras las cosas, yo lo haría más rápido y con más gusto.

Cumple las promesas, buenas o malas. Si me prometes un premio, dámelo; pero también si es castigo.

No me compares con nadie,
especialmente con mi hermano o hermana. Si tú me haces lucir mejor que los demás, alguien va a sufrir, y si me haces lucir peor que los demás, seré yo quien sufra.

No cambies de opinión tan a menudo sobre lo que debo hacer.
Decídete y mantén esa decisión.

Déjame valerme por mí mismo.
Si tú haces todo por mí, yo nunca podré aprender.

No digas mentiras delante de mí, ni me pidas que las diga por ti, aunque sea para sacarte de un apuro. Me haces sentir mal y perder la fe en lo que me dices.

Cuando yo hago algo malo no me exijas que te diga el "por qué lo hice". A veces ni yo mismo lo sé.

Cuando estés equivocado en algo admítelo y crecerá la opinión que yo tengo de ti y me enseñarás a admitir mis equivocaciones también.

Trátame con la misma amabilidad y cordialidad con que tratas a tus amigos; porque seamos familia eso no quiere decir que no podamos ser amigos también.

No me digas que haga una cosa y tú no la haces. Yo aprenderé y haré siempre lo que tú hagas, aunque no lo digas; pero nunca haré lo que tú digas y no hagas.

Enséñame a amar y conocer a Dios. No importa si en el colegio me quieren enseñar, porque de nada vale, si yo veo que tú ni conoces ni amas a Dios.

Cuando te cuente un problema mío no me digas "No tengo tiempo para tonterías" o "eso no tiene importancia". Trata de comprenderme y ayudarme.

Quiéreme y dímelo. A mí me gusta oírtelo decir, aunque tú no creas necesario decírmelo.

(Autor anónimo)



Este texto anónimo llegó a mis manos en papel, cuando tenía unos 16-18 años, no recuerdo exactamente. Me pareció algo muy sensato, y pensé que me gustaría leérmelo a mí mismo cuando fuera padre. Ahora, 15 años después, que ya soy padre, me sigue pareciendo muy actual e incluso un poco revolucionario, y por eso me apetecía compartirlo.


Además, ahora que la información vuela por Internet mucho más rápido, he querido indagar un poco más sobre esta carta, su autor y su origen, pero no lo he conseguido. Lo más antiguo que he encontrado es que ya iba de mano en mano 10 años antes de que llegara a la mía, y que son varios los blogs que recientemente hacen eco de esta carta. Así que, si os gusta, dadle difusión.

6 comentarios:

  1. Recuerdo esta carta perfectamente de mi adolescencia...y como tú, creo que me gustaba mucho en su momento, y me sigue gustando ahora. Gracias por hacérmela llegar de nuevo

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  2. Hace años leí este texto, ahora le doy otra interpretación. Antes era yo la hija que la redactaba y me sentía incomprendida. Ahora soy la madre que escucha a su hija e intenta que no se repita la historia.

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  3. Ya veo que el texto había viajado mucho, así que me parece bien que siga en camino, Ana.

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  4. Está genial, debería estudiarse en el colegio :-D

    En el fondo, cualquier cosa que hagan los padres, incluso sin darse cuenta, es modelo de forma de hacer las cosas de los hijos...

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  5. mariantonieta280575@hotmail.com20 de marzo de 2012, 18:33

    a mi me gusto este poema espero k para todas las personas k sean mamas les guste y lo tomen pork son reflexiones y reglas de oro para mi asi lo senti

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